Hay varios factores por los que el bebé adopta esta posición:
1. Cordón umbilical corto
2. Vida sedentaria en la mamá (ej: estar sentada en el trabajo)
3. No realizar ningún tipo de ejercicio
4. Cantidad de liquido amniótico inadecuada
En el caso de que nuestro bebé presente esta posición por los motivos que sean, intentaremos revertir a la posición cefálica que nos permitirá tener un parto vaginal. Para ello, podemos intentarlo mediante la natación o clases de yoga o pilates prenatales; también utilizando una pelota a la hora de sentarnos en vez de silla o sofá.
Si aún con esto el bebé continua en la misma postura a partir de la semana 37, los médicos podrán proponer a la madre la versión cefálica externa. Os preguntareis qué es o en qué consiste, pues bien, es una técnica en la que el especialista tras haber administrado ciertos fármacos a la mamá (normalmente tocolíticos), los cuales permitirán la relajación uterina, intentará girar al bebé. Todo esto mientras se ecografía para ver en todo momento como va el procedimiento. Suele ser exitosa en alrededor del 80% de las madres que aceptan a intentarlo.
Si la madre no cede a esta técnica, se programará una cesárea para el nacimiento del bebé, o en el caso de que no hubiese podido dar la vuelta al bebé aún aplicándola.
En algunos hospitales también se permite parir aun estando en esta posición, pero para ello deberemos contar con profesionales preparados específicamente y que la madre cumpla los requisitos para este tipo de nacimientos.
En el siguiente vídeo se puede ver cómo se realiza la técnica de la que se ha hablado anteriormente:
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