Durante los 9 meses de embarazo el cuerpo de la mujer se va adaptando a la situación, segregando poco a poco hormonas como la progesterona o los estrógenos, que estimulan las glándulas que producen el calostro.
La producción de leche está influenciada por más de veinte tipos de hormonas que se encargan de segregarla y que se interrelacionan en los conductos galactóforos. Cuando el bebé succiona, por medio de los nervios que llegan hasta la hipófisis, se produce la liberación de prolactina y oxitocina, que se encargan de fabricar la leche.
Hablamos de subida de leche cuando los pechos se ponen tensos, inflamados y calientes, normalmente esto ocurre entorno a 48-72 horas después del parto, que son las horas que necesita la prolactina para estar a pleno rendimiento. Esta subida está muy influida positivamente por el hecho de oler, ver y escuchar al bebé; y negativamente por dolor o estrés.
Cabe decir, que existen 3 tipos de leches: la primera de ellas, el calostro, que es una sustancia que aparece antes de la leche, previa a la implantación de la lactancia materna, de color amarillo seroso que es muy nutritiva, ya que contiene sustancias inmunológicas, proteinas, grasas e hidratos de carbono; la leche de transición, que está durante las dos semanas siguientes, cambiando de apariencia y disminuyendo la cantidad de inmunoglobulinas y proteinas respecto a la anterior, pero aumentando la de grasas y azúcar; y por último, la leche madura.
En el siguiente vídeo, una matrona nos hablará sobre cómo ocurre esto y aconsejará sobre este momento para sobrellevar las molestias que puedan interferir:
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